Más del 75% de las empresas que se crean no llegan a cumplir 5 años. Aunque existen múltiples factores, la gran mayoría de ellas nunca elaboró un Plan de Negocio inicial o lo hizo de forma muy deficiente. El entusiasmo mueve a los emprendedores y muchas veces pasan por alto información relevante que apunta al fracaso. El plan de negocio, para muchos, es un gasto que no vale la pena hacer un simple trámite en el mundo de las Start-Ups. Nada más alejado que eso. Un plan de negocio, permite:
· Claridad de visión: El proceso de elaborar un plan de negocios obliga a los emprendedores a definir claramente su visión para la empresa. Esto incluye establecer los objetivos a largo plazo, la misión de la empresa, los valores fundamentales y la propuesta de valor única que ofrecerá al mercado.
· Evaluación de viabilidad: Un plan de negocios detallado permite a los emprendedores evaluar la viabilidad de su idea de negocio en el mercado. Esto implica realizar un análisis exhaustivo del mercado objetivo, la competencia, las tendencias del sector y los factores económicos que podrían afectar la empresa.
· Planificación estratégica: El plan de negocios sirve como una hoja de ruta estratégica para la empresa. Define la estrategia de entrada al mercado, el modelo de negocio, las estrategias de marketing y ventas, y las proyecciones financieras a corto y largo plazo. Esto ayuda a los emprendedores a tomar decisiones informadas y a establecer prioridades para alcanzar sus objetivos comerciales.
· Atracción de inversores: Los inversores y prestamistas suelen requerir un plan de negocios antes de considerar financiar una startup. Un plan bien elaborado demuestra a los inversores que los emprendedores han realizado una investigación exhaustiva y han desarrollado una estrategia sólida para el éxito. También proporciona información crucial sobre el potencial de retorno de la inversión y la gestión del riesgo.
· Gestión eficaz de recursos: Un plan de negocios detallado ayuda a los emprendedores a gestionar eficazmente los recursos de la empresa, incluidos el capital, el talento humano y los activos. Al tener proyecciones financieras claras y objetivos definidos, los emprendedores pueden asignar recursos de manera estratégica para maximizar el crecimiento y minimizar los riesgos.
· Adaptación y flexibilidad: Aunque un plan de negocios establece una dirección clara para la empresa, también debe ser flexible y adaptable a medida que evolucionan las circunstancias del mercado y del entorno empresarial. Los emprendedores deben revisar y actualizar regularmente su plan de negocios para reflejar los cambios en el mercado, las nuevas oportunidades y los desafíos emergentes.
La tecnología es un habilitador que se encuentra al servicio de las empresas para operar con mayor eficiencia. Una vez que se tiene un plan de negocio sólido, es importante realizar una alineación con la tecnología para asegurar su máximo aprovechamiento. Las inversiones en este sector suelen ser importantes, por lo que una equivocación puede llevar a una empresa a la bancarrota. Es por ello, que se deben realizar acciones concretas, como por ejemplo:
- Alineación con el negocio. Mapear claramente los objetivos y métricas del negocio con las iniciativas tecnológicas y asegurar que los KPI's tienen un impacto directo.
- Análisis de Recursos Humanos y Organización. Se debe contar con los recursos humanos suficientes y especializados dentro de las áreas de TI, que conozcan claramente sus responsabilidades, sus roles y que tengan claridad de su crecimiento técnico y profesional. Una estrategia muy común para aquellas empresas que no cuentan con el personal suficiente, es apoyarse en proveedores externos.
- Claridad en los procesos. La tecnología es una herramienta que automatiza los procesos internos de la empresa, tanto los de gestión como los de operación. Para muchas empresas líderes, sus procesos (su forma de hacer las cosas) es su diferenciador ante la competencia y el secreto que tienen para adaptarse rápidamente al cambio. Identificar los procesos clave y centrar los esfuerzos en ellos, elevará significativamente el éxito de la transformación digital.
- Arquitectura tecnológica. Una vez que los procesos clave están debidamente identificados y documentados, se deben traducir a tecnología. Es por ello, que el CIO, el CTO y las áreas de TI tienen un rol tan relevante ya que se requiere de conocimientos avanzados para elaborar una estrategia que combine una optimización de costes, tiempos de respuesta, eficiencia operativa, entre otros factores.
- Selección de proveedores y soluciones tecnológicas. Implementar la tecnología correcta es un proceso que requiere un análisis y evaluación muy seria, especialmente si se trata de plataformas que formarán parte de la estrategia a mediano y largo plazo. No se trata nada más de la tecnología en sí misma, sino también de los proveedores y socios con los que la empresa estará trabajando. Emplear procesos tipo RFI, RFQ y RFP son vitales para la operación misma de la empresa.
- Mantenimiento y evolución. Todo cambia y cada vez más de prisa. Mantener los sistemas funcionando correctamente e irlos adaptando a lo largo del tiempo a los nuevos requerimientos, es una de las tareas más complejas en la gestión de TI. Para muchas empresas, tener fallas en los sistemas, representa pérdidas multimillonarias que nos se pueden permitir. Debido a esto, es imprescindible aplicar metodologías probadas como ITIL, ITSM, COBIT, eTOM, o tantas otras, que minimizan los riesgos de caídas que puedan afectar al negocio.
- Ciberseguridad. Todo puede funcionar muy bien, pero ya no es cuestión de que vaya a suceder un ataque sino de cuándo va a suceder. La ciberseguridad es tan relevante que el CISO está directamente relacionado con el negocio y el cumplimiento de sus objetivos. Hace falta una brecha en la seguridad para comprometer a toda una organización entera. En los planes de negocio, además de anexar un apartado de tecnología, debe existir una estrategia de ciberseguridad clara.
La amplia oferta tecnológica que existe actualmente, dificulta una adecuada selección de aquellas soluciones que mejor se adaptan a las necesidades de cada cliente. Factores como el tipo de industria, el tamaño de la empresa, los procesos intrínsecos, el mercado en el que se está operando, los tiempos de ejecución, la estrategia del negocio, las limitaciones presupuestales y otros tantos más, deben considerarse para crear una estrategia que entregue la mejor relación de eficiencia costo beneficio en el corto, mediano y largo plazo. Para lograrlo, se requiere de una amplia experiencia en tecnología, orientación a procesos y conocimiento empresariales, acompañados de una acertada visión para delinear la empresa en el futuro y prepararla para los nuevos retos que enfrentará.
La anterior clasificación es importante, porque existen diferentes metodología comúnmente aceptadas en la industria que se aplican dependiendo el tipo de proyecto y objetivos que se desean alcanzar, por ejemplo, ITIL, ITSM, Agile, Waterfall, Six Sigma, Lean, Scrum entre otras tantas. Todas ellas son diferentes, por lo que es vital seleccionar la estrategia correcta ya que definirán el modelo de operación de las áreas de tecnología y de la empresa en su conjunto.
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